Terminaba de acariciar ese te amo de tu boca
cuando su sonido resbaló,
entrelazado en nuestro aliento permaneció
agarrándose de esa nada esperó

atadura de consciencia burló
buscando melodía sensual
y en nuestros cuerpos presiente un estallido musical
con suspiros como acordes del amar
y que en el vaivén nuestras fibras recogidas hacen festín de esa emoción descomunal;
imposible de matar; en un momento, en un lugar, en un yo, en una condena en libertad, en lo instintivo, en lo caótico, en lo fiero, en la calma , en la ingenua travesura, en la "suprema mortalidad"
solo existe en un trance donde el lenguaje de las palabras duermen y renuncian a su actividad.

Tu sudor sediento enloquecido
recorre entre gotas manantiales
sobre una piel desierta
sedienta de amor
desvalido cuerpo de un corazón

golpeado
con latidos lentamente marchitados
con agonía conspirada
con la salvación crucificada


Tu movimiento en mi cuerpo desafías
por entre las gotas de sudor se visualiza
tu desafío se masifica
tu sudor en oceáno se transforma
y consigo tus sentidos se descontrolan

Tus movimientos como barco en medio del oceáno
pierde su brújula y desde tu deriva
mi desierto inundas
sobre mi piel te mojas y encuentras un escóndite a tu naturaleza
ahogas mi amor
revives mi corazón

Sabes?

No te amo en el ayer
No te amo en el ahora
No te amo en el mañana

Te amo sin tiempo alguno
No tiene distancia
y en la cercanía te lo doy como ofrenda un beso
desde mi alma te lo entrego
desde mi cuerpo lo recoges
y en tus labios permanece
En tu sudor se refugia
se evapora y muere
y resucita con una mirada, con un roce y que consigo
nace ese movimiento infinito donde se unen los deseos
donde se encuentra el placer
jugando en los pliegues de nuestra piel
y que con todo el fulgor natural nos damos el derecho de disfrutar

de este amor otoñal